Fernández
Mallo, Agustín. Nocilla Dream
Deleuze,
Guattari. A Thousand Plateaus. Capitalism
and schizophrenia
Esta semana, los alumnos de mi seminario, "Poéticas de la tecnocultura", comentarán la obra de AFM en relación a lo sugerido por Deleuze y Guattari. Ésta ha sido una de las propuestas de lectura más extendidas, a mi modo de ver, de la estructura de la Nocilla...
Mientras tanto, yo pienso en esto:
Suenan acordes en el desierto de Albacete, siempre suenan. Se extienden en ondas por un paisaje sin rozamiento. Como aquellos acordes monótonos y primitivos que, según Benet, avanzaban por Región y terminaban golpeando los cristales de las ventanas. (Nocilla Dream, 105)
Smooth space is filled by events or haecceities, far more than by formed and perceived things. It is a space of affects, more than by formed and perceived things. It is haptic rather than optical perception. Whereas in the striated forms organize matter, in the smooth materials signal forces and serve as symptoms for them ... Intense Spatium instead of Extensio ... That is why smooth space is occupied by intensities, wind and noise, forces, and sonorous and tactile qualities, as in the desert, steppe, or ice (A Thousand Plateaus, 479)
Este lunes pasado, en el congreso anual de la Association for Contemporary Iberian Studies que tuvo lugar en Lisboa, Jesse Barker habló sobre el afecto en el proyecto Nocilla. Me quedé pensando sobre las ondas de afecto y las relaciones hápticas. Ahora, pensando en el seminario, pienso en el barroco de Benet desbordando las limitaciones del espacio estriado de Deleuze, y el impacto que la nueva novela experimental de entonces tuvo en las arcaicas estructuras franquistas, y se me ocurre que quizás el desbordar estructuras sea tan político como vomitar afectos. Claro que sí.
Durante el Q&A de nuestro panel (yo compartí parte de mi investigación sobre contemporary storytelling, poniendo de ejemplo la obra de VLM, J. Fernández y J. Carrión), Luis Martín-Estudillo preguntó sobre la supuesta posición a-política de AFM. Gracias a la misteriosa sinergia que brota en este tipo de eventos, se me ocurrió que la posición política del autor no reside en hacer una lectura de su estética según Rancière y su orden de lo sensible, ni en sus guiños situacionistas hoy vacíos de subversión anti-espectacular, sino en su total aceptación de la parodia inclusiva del mercado: Agustín Fernández Mallo no existe. O mejor dicho, son dos. Tienen que ser dos. El hombre biológico que vive a la orilla del mar balear y aquella simulación artística detrás del Proyecto Nocilla y demás esperpento postpoético. Éste, este sujeto, es el puro objeto artístico. Vencida su agencia, es pura mecánica discursiva... la vuelta de tuerca final a la performance de Hsieh, todo él es producto. Y nosotros nos lo vamos a comer con patatas. Inevitablemente, leerlo es consumirlo, en un sentido literal y estricto. Nos fuerza a participar del espectáculo desde nuestro despacho del erudito. A participar, y propagarlo... there is no way out... pay $1 more and make it X-large.